Cómo gestionar las expectativas y contentar a (casi) todo el mundo

Cómo gestionar las expectativas

Puede que no sea consciente de ello, pero como empresario o propietario de un negocio, está constantemente intentando cumplir las expectativas de todo el mundo, incluidas las suyas propias. Es lo que le impulsa a triunfar y a prosperar en su sector, pero también puede provocarle un enorme estrés. La verdad es que tienes límites y, por tanto, no puedes contentar a todo el mundo. Aceptar esta realidad es el primer paso para gestionar tus propias expectativas y las de los demás. 

El siguiente paso es comprender cómo reacciona o responde usted como individuo a estas expectativas. ¿Le motivan o le suponen un reto? Ser consciente de tus tendencias y reconocer tus puntos débiles te permitirá gestionar las expectativas de forma más eficaz y con menos estrés. 

Expectativas internas y externas

Una expectativa es la creencia de que algo o una acción determinada debe producir un resultado determinado. Las expectativas influyen en nuestro comportamiento y en la toma de decisiones. En el mundo empresarial, notará cómo estas expectativas dictan la forma de realizar una tarea o resolver problemas. Las expectativas son de dos tipos: internas y externas.

Las expectativas internas son las creencias que uno se fija y cómo espera comportarse en determinadas circunstancias. Los empresarios, como es natural, son idealistas y se guían por sí mismos, por lo que tienden a fijarse grandes expectativas para sí mismos y para los demás. Por un lado, establecer un alto nivel de calidad en el trabajo que realizas te distinguirá de la competencia y te ayudará a ganarte la confianza y el respeto de clientes y empleados. Por el contrario, fijarse objetivos poco realistas o no calculados puede ser perjudicial para la confianza en uno mismo y la salud mental. Es posible que te presiones para completar una tarea en menos tiempo o con una calidad que quizá no sea factible con los recursos de que dispones. El estrés de cumplir estas expectativas tan elevadas acabará afectándote a ti y a tu empresa. Es entonces cuando tienes que parar y reevaluar tus expectativas para ajustarlas a la realidad de tu situación y a lo que eres capaz de hacer con lo que tienes.

Las expectativas externas se refieren a lo que los demás quieren y esperan de ti basándose en su propio conjunto de valores y creencias. La presión de grupo es una forma de expectativas externas que se ejercen sobre nosotros para que cumplamos las normas establecidas por la sociedad. Estas expectativas, por supuesto, están ahí para garantizar que todo el mundo se adhiere a la conducta adecuada cuando se relaciona con su comunidad. Las expectativas externas, sin embargo, pueden volverse tóxicas cuando carecen de razón o de apoyo lógico para que todo el mundo las siga. Una expectativa común que se cuestiona actualmente es la de la necesidad de volver a la oficina. A medida que se van levantando las restricciones de seguridad en caso de pandemia en el lugar de trabajo, muchos directivos esperan que sus empleados cumplan con sus obligaciones en la oficina. Sin embargo, un gran número de personas ha encontrado el equilibrio y la productividad trabajando desde casa, renunciando a la frustración y los inconvenientes de sus desplazamientos diarios a la oficina. Esta resistencia a volver a la oficina puede percibirse como pereza o falta de voluntad para cooperar. Esto puede dar lugar a conflictos internos y ser un factor que contribuya a un volumen sin precedentes de personas que abandonan sus puestos de trabajo en lo que ahora se conoce como la Gran Dimisión

¿Cómo responde a las expectativas?

El primer paso para gestionar las expectativas es comprender cómo se suele responder a ellas. La autora y bloguera estadounidense Gretchen Rubin introdujo la "Matriz de las expectativas" en su exitoso libro Las cuatro tendencias: The Indispensable Personality Profiles That Reveal How to Make Your Life Better, que le permite averiguar si tiende a resistirse a las expectativas o a cumplirlas. A continuación se ilustra un marco de las cuatro tendencias en relación con las expectativas internas y externas.

Si tienes tendencia a satisfacer la mayoría de las expectativas, tanto internas como externas, entonces tienes la tendencia del Defensor. A primera vista, podría pensar que poseer tal tendencia es algo bueno, ya que en teoría es capaz de hacer feliz a todo el mundo, incluido usted mismo. El inconveniente es la rigidez con la que impone sus normas a los demás. ¿Las expectativas que tienes de ti mismo se aplican necesariamente a todos los miembros de tu equipo, o sólo son razonables para ti? Esta inflexibilidad puede afectar a la cultura de empresacausando muchos conflictos internos y la pérdida de confianza de su equipo. Debes ser consciente de que no todas las normas que te impones sirven para todos. Sé abierto, flexible y empático a la hora de establecer tus expectativas con tu equipo para asegurarte de que se tienen en cuenta y se satisfacen las necesidades de todos. 

A veces uno se encuentra motivado para cumplir las expectativas de los demás, pero no las propias. Si es así, probablemente seas un Obliger. Se le da bien cumplir los plazos establecidos por los demás y no tiene problema en dar prioridad a las peticiones de los demás sobre las suyas. Como consecuencia, tiendes a descuidar tus propias necesidades y probablemente te resulte difícil delegar tareas, ya que eres por naturaleza un complaciente. Es posible que se queme con facilidad y que a veces se sienta resentido con las personas que esperan demasiado de usted. La mejor manera de superar estos problemas asociados a la tendencia obcecada es establecer límites y reconocer que tienes limitaciones en lo que puedes hacer y delegar trabajo cuando sea necesario.   

Si te guías por la lógica y desafías las normas arbitrarias que no se ajustan a tu forma de pensar, lo más probable es que seas un Cuestionador. Para ti, nada es cierto si no está respaldado por pruebas y una lógica sólida. Tienes una fe absoluta en las expectativas que te marcas y rara vez aceptas las opiniones de los demás si no confías plenamente en ellos (ni siquiera en los expertos del sector). Como cuestionador, quiere mejorar constantemente los procesos para aumentar la eficacia y rechaza las normas que no añaden valor. No cabe duda de que a los cuestionadores no les gusta que se cuestionen sus expectativas, ya que podrían tomárselo como algo personal. Debido a su enfoque crítico, pueden parecer poco cooperativos, egocéntricos y malos jugadores de equipo. Una estrategia clave para evitar parecerlo es crear claridad sobre las expectativas que desea que tanto usted como su equipo cumplan. Sea más colaborador y abierto a las preguntas (¡aunque quiera combatirlas!) sobre sus normas. Esto fomentará la transparencia en tu organización y garantizará que todo el mundo se ciña a las expectativas. 

Por último, si eres de los que desafían todas las expectativas, incluso las tuyas propias, entonces sin duda eres un Rebelde. Valora la libertad por encima de las normas y restricciones, y no responde bien a las órdenes directas. Como la mayoría de los empresarios, los Rebeldes son pensadores innovadores y muy motivados. Desgraciadamente, no es posible conseguir nada con éxito sin establecer límites y expectativas. Necesita tener una idea clara de su identidad y sus objetivos, y establecer normas que le permitan centrarse en lo que debe conseguir. 

Reconocer las normas internas y externas le ayudará a navegar por las expectativas y evitar conflictos. Y lo que es más importante, comprender lo que le motiva y lo que le desafía le permitirá determinar estrategias para cumplir la mayoría de las esperanzas y expectativas y satisfacer a casi todas las personas con las que trabaja. 

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